La DMAE (degeneración macular asociada a la edad) es una enfermedad degenerativa de la mácula o zona central de la retina y de mayor sensibilidad visual.
¿Qué es la DMAE?
Para comenzar, es importante conocer el organo afectado por la DMAE. La mácula es la parte de la retina con gran sensibilidad a la luz que consta de apenas un par de milímetros de espesor; gracias a esta zona ocular, percibimos el movimiento y los detalles de las imágenes.
La DMAE es una enfermedad degenerativa de la mácula que produce una perdida gradual de la visión central del ojo. En los países industrializados, es la primera causa de ceguera en personas mayores de 65 años; en España afecta alrededor de 700.000 personas, aproximadamente el 1,5 de la población actual.
Existen dos tipos de DMAE
- DMAE Seca o atrófica: es generada por las manchas denominadas drusas que invaden la mácula y sus alrededores, generando una distorsión de la visión. En realidad, estas manchas son residuos de tejido deteriorado, generalmente compuestas por lípidos.
- DMAE Húmeda o exudativa: se produce cuando, debajo de la retina, surgen nuevos vasos sanguíneos de manera anormal. Como resultado, se producen hemorragias y salida de fluido que provoca daños permanentes en las células de la retina.
Según Wikipedia, actualmente no existe un tratamiento conocido (curativo o preventivo) para la DMAE atrófica, pero se están investigando varias moléculas para ambas formas de la enfermedad.
¿Por qué se produce?
De hecho, el primer factor de riesgo (como su nombre lo indica) es la edad, sin embargo existen otras causas.
- Herencia: estudios recientes han demostrado la incidencia del componente genetico.
- Sedentarismo y obesidad: el avance de la DMAE seca, puede ser acelerado por el sobrepeso.
- Fumar: constituye un factor de riesgo tanto para la persona que fuma, como para las personas de su entorno.
Otros factores como la exposición prolongada a luces ultravioleta, la tensión arterial alta y el colesterol, también pueden dar origen a esta enfermedad.
Ayudas ópticas y herramientas
Esta enfermedad puede constituir un desafío para la vida cotidiana. Los pacientes no pueden distinguir los detalles de las imágenes. Ciertas actividades habituales como leer, conducir o el uso de aparatos electrónicos pueden ser ahora complejas.
Aunque puede haber una pérdida de la visión central, no hay que desanimarse, ya que la visión periférica continua activa. Las personas normalmente no pierden la totalidad de su visión. Existen terapias de rehabilitación visual y diversas herramientas tecnológicas que aportan independencia y mejoran la calidad de vida. Recomendamos el teléfono para personas ciegas Olga, que es especialmente adecuado para personas mayores con DMAE.